ELPAIS.com - Sección Cultura

23 noviembre 2010

"El desierto de los tártaros" de Dino Buzzati

La obra: El desierto de los Tártaros
 El autor: Dino Buzzati
(Belluno, 1906 - Milán, 1972) Escritor y poeta italiano que fue uno de los pocos representantes en su país de esa narrativa surrealista o metafísico-existencial que tuvo en Franz Kafka a su máximo exponente. Tras doctorarse en derecho en la Universidad de Milán, inició en 1928 una extensa carrera de periodista en el “Corriere della sera”, diario en el que también desarrolló labores de redactor y enviado especial.
Debutó en el campo de las letras con “Barnabó delle montagne (1933)”, pero fue en su segundo libro, “Il segreto del Bosco Vecchio “(1935), una fantástica presentación de un mundo de gigantes, de animales que hablan y de hechos prodigiosos, donde se hicieron evidentes algunos de los motivos fundamentales de su obra: el gusto por la magia y la alegoría, una inclinación a la fabulación y al romanticismo descriptivo y un clima de leyenda nórdico-gótica.
Su mayor logro fue El desierto de los tártaros (1940). La novela tuvo un gran éxito de público y de crítica y fue traducida a múltiples lenguas. El resto de su obra, ahonda en su tendencia a lo grotesco, en el misterio y la angustia de lo cotidiano o en el absurdo e inexplicable destino humano.


La obra: El desierto de los tártaros.
Con esta obra se consagró como uno de los escritores más reconocido e importante de la época. Es la historia de jóvenes oficiales que consumen toda su existencia en una solitaria fortaleza fronteriza, esperando en vano la invasión de los tártaros, en la que se retrata el ansia, la renuncia y la soledad del hombre, incapaz de escapar a su propio destino.
Los hechos ocurren en la Fortaleza Bastiani a donde llega destinado el joven teniente Giovanni Drogo que, cuando descubre el extraño comportamiento de los compañeros que allí encuentra, desea marcharse lo antes posible. Pero se deja atrapar por el anhelo de la gloria y la monótona rutina aceptando la “irreparable fuga del tiempo”. Todo es un paisaje onírico cada vez más solitario. Un espejismo al que se entrega el protagonista sin ser capaz de huir, de escapar de la rutina y de la mediocridad, a la espera de convertirse en héroe. Pero tampoco el protagonista es un héroe ya que sus motivaciones responden a la rutina, a lo que se ha acomodado. Y esta actitud es la que a veces el lector siente como propia y provoca inquietud, desazón y angustia: ¿cuánto de nuestras vidas se ha fugado con el tiempo? ¿Quién no se siente aludido por las ocasiones perdidas?.... “una decena de años más, y me llega el retiro”, comenta un compañero de la fortaleza. ¡¡Qué triste dedicar la vida anhelando la jubilación!!
El autor nos pone en situación hasta percibir tanto esos paisajes vaporosos como la sensación del tiempo que se escapa mientras nada cambia, el desierto, las montañas o el cielo siempre es el mismo pero los hombres o las estaciones huyen. Quizás todos tenemos una Fortaleza Bastiani.
Los dos últimos párrafos de la novela, sobrecogedores y angustiosos, describen la entereza, coraje y dignidad del protagonista ante la muerte y son suficientes para elogiar la obra
Es una gran novela, triste, melancólica, monótona...pero grande