ELPAIS.com - Sección Cultura

22 diciembre 2010

"Los perros negros" de Ian McEwans

Con motivo de sus obras Expiación y Chesil Beach vino este autor a nuestro club de lectura y a nuestra página. Pulsa aquí para saber algo más.


La obra: Los perros negros
 A Jeremy, huérfano desde los ocho años, siempre le han fascinado los padres de sus amigos. En la adolescencia, cuando ellos se rebelaban contra sus padres, él era el buen chico que les acompañaba y satisfacía sus deseos. Ahora, a los cuarenta años, su último amor filial son los padres de su esposa, June y Bernard Tremaine, personas de cierta notoriedad, cuya biografía Jeremy ha decidido escribir. Y así, con la historia de la progresiva reconstrucción de la vida e ideas de los Tremaine, lan McEwan ha escrito una de las novelas clave de nuestra época, un inquietante cuadro bajo cuyos colores se transparenta la «textura» ideológica de nuestro siglo a partir de la Segunda Guerra Mundial.
June y Bernard Tremaine, fervientes militantes del partido comunista, se casaron inmediatamente después de la guerra y en 1946 emprendieron un tardío y largo viaje de bodas que les llevó a Francia, y tras el cual vivieron toda su vida separados, aunque nunca se divorciaron. June en el Languedoc, dedicada a la meditación y a la escritura de libros sobre experiencias místicas; Bernard en Inglaterra, como destacado político de izquierdas. En la familia se menciona a veces, pero de manera oblicua y esquiva, a los «perros negros» (el poeta romano Horacio sugirió que la visión de estos animales era un mal augurio, y Churchill hablaba del perro negro de la depresión), y su historia constituirá el núcleo que iluminará y dará sentido a toda la novela.

Todos pensábamos que “a la tercera va la vencida” pero no fue así, o quizás sí dependiendo que se diga por el éxito o por el mediocre recuerdo que nos dejaron las anteriores.
En este caso ha dejado la misma impresión a la mayoría de los lectores: imprecisión, falta de realidad en sus personajes y una gran dosis de incredulidad en los temas planteados ya que en ningún momento cuenta ni el como ni el por qué llegan sus personajes a una determinada situación y cambio de pensamiento. Plantea superficialmente el enfrentamiento de las ideologías imperantes en la primera mitad del siglo XX, (la división del comunismo por una parte la ortodoxia soviética que justifica la invasión de Hungría y por otra el Eurocomunismo que se aproxima a la participación democrática, entre el mundo místico y el científico) pero no profundiza en ellas ni en los personajes ni en las situaciones mientras tramposea con la truculencia.
Por otra parte, da la impresión que se le quedaba corta la novela y añade al principio personajes, las familias de sus amigos, que poco o nada tienen que ver con el resto de la obra salvo para contar que sentía amor filial por aquellos padres tal como después ocurría con los de su esposa.
Buenas descripciones geográficas en una novela que, impulsada por el marketing, defrauda.

10 diciembre 2010

Asistimos a "La Bohème" el 7/12/2010

De nuevo el teatro Maestranza nos invita a la ópera

Sirvan estas líneas para mostrar nuestro público agradecimiento a la institución y a quienes la regentan con gran acierto, y en especial a su responsable de relaciones Externas.


El club de lectura ASABER disfrutó de la oportunidad de asistir al posible mayor evento de la programación de esta temporada 2010 – 2011: La Bohème de Puccini que se programó para siete días y dos ensayos generales y siendo necesario prolongar un día más ante la demanda  de más representaciones.

 

La Bohème

Argumento

Acto I

En la buhardilla de los bohemios, utilizan los manuscritos del drama que está escribiendo Rodolfo para hacer fuego. Colline, el filósofo, entra en la pieza congelado y molesto por no haber podido echarle la mano a unos libros. Schaunard, el músico, llega con comida, madera, vino y dinero; explica a sus compañeros la fuente de su súbita riqueza. Mientras beben, llega Benoît, el casero, en busca del pago de la renta. Los bohemios le engatusan ofreciéndole vino, y, en medio del efecto del alcohol, les narra sus aventuras amorosas, añadiendo que está también casado, ante lo cual todos reaccionan con una indignación y le echan de la habitación sin pagarle la renta. Deciden que lo mejor es utilizar ese dinero para disfrutar del barrio. Rodolfo no les acompaña porque quiere trabajar. En ese momento alguien llama a la puerta, es Mimí que ha venido a pedir que le ayuden a encender nuevamente su vela. Sale, pero regresa en seguida porque ha olvidado su llave. En ese momento, ambas luces se apagan y en la oscuridad deben buscar la llave. Rodolfo la encuentra y la guarda para que la búsqueda continúe en la oscuridad. Cuando sus manos tropiezan, ambos aprovechan la ocasión para contar la historia de sus vidas: él interpreta "Che gelida manina" - ("que manita más fría") y ella, "Sì, mi chiamano Mimi" ("sí, me llaman Mimí"). Son interrumpidos por las voces de los amigos que han venido a buscar a Rodolfo, y él antes de que entren, les advierte que no está solo y que pronto se reunirá con ellos, aunque prefiere quedarse en casa, pero deciden marchar, juntos, cantando su amor (en el delicioso dúo, "O soave fanciulla" - "¡oh! suave muchacha").

Acto II

En el Quartier Latin. En las calles hay una multitud que se divierte mientras los vendedores vociferan sus productos. Los amigos llegan al Café Momus, y mientras beben y comen aparece Musetta, ex de Marcello, acompañada de un admirador un poco parco, Alcindoro. Ella intenta de varias maneras llamar la atención de Marcello, y lo logra cantando una sensual aria dedicada fingidamente a su nuevo amante ("Quando m'en vò - Cuando voy"). Fingiendo un dolor en un pie, por culpa del zapato que le aprieta demasiado, hace que Alcindoro vaya a buscarle un nuevo par, ocasión que Musetta aprovecha para reunirse con su amado Marcello. Cuando los bohemios deciden pagar la cuenta para marchar, encuentran que Schaunard no tiene suficiente dinero, y siguiendo una sugerencia de Musetta, deciden cargar la cuenta a Alcindoro. Soldados desfilan en la calle, y aprovechando la confusión, Marcello y Colline llevan a Mussetta en brazos y huyen, bajo la risa cómplice de los espectadores. Cuando se han ido todos, Alcindoro llega con el par de zapatos y es sorprendido por el mesonero que le ordena pagar la cuenta.

Acto III

La aduana de Enfer. Aduaneros llegan a la ciudad. Mimí, notablemente enferma, desea hablar con Marcello. Ella le cuenta lo difícil que se ha vuelto la vida con Rodolfo, que ha abandonado la casa la noche anterior (aria: "O buon Marcello, aiuto! - ¡Oh! ¡Marcello, ayuda!"). Marcello le cuenta que Rodolfo está durmiendo en una taberna donde él también vive. Rodolfo, que acaba de despertar y busca a Marcello, entra en escena, y Mimí rápidamente se oculta. Rodolfo cuenta por qué ha dejado a Mimí, primero aduce que Mimí es demasiado coqueta con otros hombres, pero luego confiesa que ella esta muy enferma, y teme por ambos, además, lo consume el remordimiento, pues, por tener a Mimí en las precarias condiciones en las que ambos se encuentran, su enfermedad avanza progresivamente, amenazando con matarla, por este motivo, explica, él decidió fingir no amarla más para que ésta se olvide de él y se vaya a vivir con otro hombre que pueda proporcionarle un modo de vida más confortable (¡Mimí e tanto malata! - ¡Mimí está tan enferma!). Marcello, preocupado por Mimí intenta hacerle callar, pero ella ya lo ha escuchado todo y se descubre a sí misma cuando tose violentamente. Marcello les deja para volver con Musetta, y Mimí dice adiós a Rodolfo (Donde lieta usci - Adonde felíz respondí), pero ambos declaran nuevamente su amor y deciden permanecer juntos hasta que llegue la estación de las flores, la primavera. En la distancia se escucha la discusión entre Musetta y Marcello (cuarteto: "Addio dolce svegliare alla mattina!" - Adiós, dulces despertares por la mañana!).

Acto IV

Nuevamente en la buhardilla. Marcello y Rodolfo trabajan, mientras lamentan la pérdida de sus respectivas amadas (dúo: "¡O Mimì!, ¡Tu più non torni!" - ¡Oh Mimí! ¡No regresarás!). Schaunard y Colline entran con la cena, que consiste de algo de pan y un arenque, y los cuatro parodian un delicioso banquete, cantando y bailando(Gavota!). Musetta entra alarmada, le acompaña una Mimí muy enferma que sufre mucho; todos ayudan a la chica moribunda. Preocupados, Musetta y Marcello salen de la habitación para vender las joyas de ella y así comprar algunas medicinas. En este punto, Colline y Schaunard salen para vender el abrigo del primero, el cual se despide de la prenda (Vecchia zimarra, senti - Viejo abrigo, escucha). Solos, Rodolfo y Mimí, recuerdan sus tiempos felices (dúo: "Sono andati? - ¿se han ido?"). Regresan todos y se postran a los pies de la cama, Musetta reza una plegaria, y Mimí, inadvertidamente, muere. Poco a poco sus compañeros notan lo sucedido, hasta que finalmente, Rodolfo cae en la cuenta y grita desesperado "¡Mimí...! ¡Mimí...!".


Mimí
Ainhoa Arteta


Carmela Remigio*


Rodolfo
Massimo Giordano



Fernando Portari*


Musetta
Beatriz Díaz



Tatiana Lisnic*


Marcelo
Juan Jesús Rodríguez



Claudio Sgura*


Colline
Marco Vinco


Schaunard
Manel Esteve


Benoît y Alcindoro
Matteo Peirone



* 2º reparto